Fuentes de error en radiología intervencionista: Cómo, cuándo y porqué.
Sebastian Mafeld, George Oreopoulos, E L S Musing, Tze Chan, Arash Jaberi, Dheeraj Rajan
Can Assoc Radiol J. 2020 Nov;71(4):518-527. doi: 10.1177/0846537119899226. Epub 2020 Mar 4.
En los Estados Unidos, se sugiere que entre 210.000 y 400.000+ muertes se pueden asociar con daños prevenibles en los hospitales, lo que convertiría a los errores médicos en la tercera causa principal de mortalidad. En realidad, es probable que la muerte por error evitable sea menor, sin embargo, se ha prestado menos atención a estas estimaciones.
Los diferentes tipos de error están definidos: error de comisión, omisión, comunicación y diagnóstico. Las causas de estos errores en radiología intervencionista (RI) incluyen un cuadro clínico incompleto/inexacto dado que la RI es una especialidad basada en la derivación, la disfunción del equipo y la tecnología, el tratamiento de los pacientes más enfermos del hospital, los desafíos de un enfoque mínimamente invasivo para solucionar las complicaciones y la retención no intencionada de cuerpos extraños. Los 3 principales eventos adversos evitables, según Dagli et al., que analizaron 46.660 encuentros con pacientes y un total de 111 eventos adversos potencialmente prevenibles, son dispositivos mal colocados o mal asegurados, mal uso o mal funcionamiento del dispositivo, y lesión de órganos adyacentes. Con respecto al litigio, un estudio reciente de los Estados Unidos analizó 1312 casos de negligencia médica, de los cuales 184 cumplieron con los criterios para la inclusión del estudio. La lesión vascular durante la angiografía o los procedimientos intervencionistas es la complicación que más comúnmente da lugar a un litigio (58,9%). La segunda causa más común fue la colocación incorrecta de los filtros de vena cava inferior.
Existen muchos factores sistemáticos e individuales que conducen a errores médicos. Por lo tanto, al considerar el error en RI, un análisis de la causa principal debe tener en cuenta al operador, el paciente, el equipo y el entorno. Se recomienda el uso de sistemas de clasificación de errores, como los creados por la Sociedad de Radiología Intervencionista (por su sigla en inglés, Society of Interventional Radiology – SIR) y la Sociedad de Radiología Intervencionista y Cardiovascular de Europa (por su sigla en inglés, Cardiovascular and Interventional Radiological Society of Europe – CIRSE).
Resultados a largo plazo de las intervenciones endovasculares en más de 500 pacientes con síndrome de Budd-Chiari
Naren Hemachandran, Shalimar, Subrat Acharya, Saurabh Kedia, Deepak Gunjan, Anoop Saraya, Raju Sharma, Shivanand Gamanagatti
J Vasc Interv Radiol. 2020 Nov 17;S1051-0443(20)30763-6. doi: 10.1016/j.jvir.2020.08.035.
El síndrome de Budd-Chiari (SBC) es una obstrucción del flujo de salida de las venas hepáticas en la que la Radiología intervencionista (RI) juega un papel vital en la restauración del flujo venoso. Este estudio retrospectivo de un solo centro evaluó el resultado clínico de 510 pacientes que se sometieron a tratamientos de RI para SBC, durante un período de 19 años.
Los procedimientos endovasculares analizaron la oclusión de la vena cava inferior suprahepática (VCI) y/o de la vena hepática (VH) con recanalización (angioplastia y/o stent) o creación de una derivación portosistémica intrahepática transyugular (de su sigla en inglés, Transjugular Intrahepatic portosystemic Shunt – TIPS). Los pacientes fueron seleccionados a través de una base de datos electrónica de SBC desde enero de 2001 hasta diciembre de 2019. Cabe señalar que para la creación de TIPS, se utilizó una técnica modificada con 2 stents superpuestos (1 descubierto y 1 cubierto) porque no se disponía de stent dedicado para TIPS. La duración media del seguimiento fue de 40,6 meses ± 41,9 (mediana, 28,7 meses; rango, 0,5-231 meses).
Hubo un alto éxito técnico general (96%) con 2.8% de eventos adversos mayores. Después de 1 mes, se observó una respuesta completa en 383 pacientes (84,7%), una respuesta parcial en 54 pacientes (12%) y ninguna respuesta en 15 pacientes (3,3%). Hubo una tasa de reestenosis del 19% después de una intervención endovascular inicial exitosa, de las cuales el 86% se trató con éxito. Las probabilidades de supervivencia a 1 y 5 años en los grupos de recanalización y TIPS fueron 96% y 89%, y 90% y 76%, respectivamente.
El estudio tiene limitaciones que incluyen la falta de aleatorización debido a su naturaleza retrospectiva, la falta de mediciones del gradiente de presión antes y después de las intervenciones endovasculares, y los pacientes perdidos durante el seguimiento, entre otros. En general, destaca la seguridad y eficacia de la intervención endovascular para el tratamiento de SBC.
Embolización de la arteria genicular para el dolor de rodilla relacionado con la osteoartritis: una revisión sistemática y un análisis cualitativo de los resultados clínicos
Leigh C Casadaban, Jacob C Mandell, Yan Epelboym
Cardiovasc Intervent Radiol. 2021 Jan;44(1):1-9. doi: 10.1007/s00270-020-02687-z. Epub 2020 Nov 1.
La osteoartritis sintomática (OA) de la rodilla es una de las principales causas de discapacidad. Uno de los posibles tratamientos para aliviar la sintomatología es la embolización de la arteria genicular (EAG). La hipótesis detrás del tratamiento es que la embolización de los vasos angiográficamente hiperémicos de la rodilla afectada puede reducir el transporte de mediadores proinflamatorios y catabólicos, y disminuir la estimulación de los nervios sensoriales.
Este estudio es una revisión sistemática de tres estudios de cohortes sin grupos de control publicados entre 2017 y 2019 de tres países. Los resultados se midieron mediante la Escala Visual Análoga (EVA) y el índice de osteoartritis de las universidades de Western Ontario y McMaster (de su sigla en inglés, WOMAC). La puntuación EVA es una puntuación de 10 o 100 puntos en milímetros y la puntuación WOMAC es un cuestionario autoadministrado con 24 ítems en tres subsecciones (dolor, rigidez y función física) que se usan comúnmente para la osteoartritis de cadera y rodilla.
186 rodillas en 133 pacientes con OA leve a moderada (94%) o grave (6%) se sometieron a embolización con Imipenem/Cilastatina sódica (85%) o Embozene (15%). En promedio, se trataron de 2 a 3 vasos por rodilla. El éxito técnico fue del 100%. La EVA promedio mejoró desde el inicio a 1 día, 1 semana, 1 mes, 3 meses, 4 meses, 6 meses, 1 año y 2 años (66,5 al inicio frente a 33.5, 32.7, 33.8, 28.9, 29.0, 22.3, 14.8 y 14.0, respectivamente). Los puntajes promedio de WOMAC mejoraron desde el inicio a los 1, 3, 4, 6, 12 y 24 meses (45.7 al inicio frente a 24.0, 31.0, 14.8, 14.6, 8.2 y 6.2). Los 12 casos de OA grave mostraron inicialmente una mejoría de la EVA, sin embargo, no se mantuvo. Hubo muy pocos eventos adversos menores, siendo el eritema en el lugar de la punción (11%) y el hematoma (10%), los más comunes.
Por tanto, la EAG es un tratamiento prometedor para el dolor leve a moderado relacionado con la OA. Sin embargo, los datos limitados sobre OA grave sugieren una respuesta no duradera. Además, la comparación entre los tres estudios fue un desafío debido a las definiciones variables del éxito clínico, entre otras discrepancias. Se recomiendan estudios futuros, especialmente con un grupo de control para el efecto placebo.
Embolización trans-arterial para hemangiomas hepáticos: es un nuevo amanecer; es un nuevo día; ¿Es una nueva vida?
Tiago Bilhim, Jafar Golzarian, Otto M van Delden
Cardiovasc Intervent Radiol. 2021 Jan;44(1):92-94. doi: 10.1007/s00270-020-02707-y. Epub 2020 Nov 17.
Muchos radiólogos intervencionistas y cirujanos hepáticos creen que la embolización transarterial (ETA) no tiene ningún papel en el tratamiento de los hemangiomas hepáticos. Sin embargo, recientemente, dos revisiones sistemáticas y metaanálisis han creado conciencia sobre el papel potencial de la ETA para los hemangiomas hepáticos. Estos estudios revisaron los datos de 1284–1450 pacientes. Los eventos adversos mayores se informaron en menos del 3% y los eventos adversos menores en el 33% -37% de los casos. Ambos concluyeron que la ETA fue eficaz, reduciendo el tamaño de los hemangiomas en aproximadamente el 90% de los pacientes tratados, con una reducción de volumen del 45% al 80%. Se informó la resolución completa de los síntomas en el 7,4% de los casos, el alivio sintomático parcial en el 91,1% de los casos y los síntomas persistentes o recurrentes en el 1,5% de los casos.
Los autores resaltan que los radiólogos intervencionistas no deben cuestionar si deben realizar ETA para hemangiomas hepáticos, sino cómo deben hacerlo. El metaanálisis más reciente comparó los resultados con diferentes técnicas de embolización. La técnica tradicional de ETA suave con partículas de alcohol polivinílico (APV), espuma de gel y/o espirales, indujo una reducción del tamaño <1 cm, frecuentemente insuficiente para la mejoría sintomática, y muchos pacientes experimentaron un aumento de tamaño y síntomas persistentes. Sin embargo, se demostró que la embolización con lipiodol mezclado con bleomicina, pingiangmicina o etanol, induce una reducción de tamaño significativamente mayor de los hemangiomas hepáticos; aproximadamente 4-5 cm.
No todos los pacientes responderán a la ETA. Existen otros tratamientos en RI como la escleroterapia percutánea o la ablación. Se anima a realizar más investigaciones para definir el candidato ideal para una ETA exitosa. El límite de 10 cm se propuso previamente como un máximo para permitir una ETA exitosa. Además, se deben realizar estudios comparativos entre ETA y cirugía con informes rigurosos a largo plazo del alivio sintomático y la reducción del tamaño del tumor para tener una perspectiva clara sobre el papel potencial de la ETA en el tratamiento invasivo de pacientes con hemangiomas hepáticos sintomáticos.
Traducido por
María Lucía Brun Vergara.
Residente de cuarto año – Radiología e imágenes diagnósticas – Fundación Santa Fe de Bogotá
Rv- Daniela Segura – Radióloga – ACORE Team Leader Colombia
References